Observaciones dan la razón a la teoría general de la relatividad de Einstein
Esta semana, la ESO anunció un gran descubrimiento. Hablamos sobre él con Ezequiel Treister, académico del Instituto de Astrofísica UC.
Hace unos días, el 16 de abril, el Observatorio Europeo Austral anunció que observaciones realizadas con el Very Large Telescope (VLT) revelaron, por primera vez, que una estrella que orbita al agujero negro supermasivo existente al centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, se mueve tal y como lo predijo la teoría general de la relatividad de Einstein. Esto, ya que su órbita tiene forma de rosetón y no de elipse, como predijo la teoría de la gravedad de Newton.
La estrella fue S2, observada durante 27 años ya que tarda varios años en orbitar al agujero negro supermasivo, el que tiene 4.2 millones de veces la masa del Sol y está a unos 26.000 años luz de nosotros.
En las observaciones se utilizaron los instrumentos instalados en el VLT y se realizaron más de 330 mediciones en total utilizando los instrumentos GRAVITY, SINFONI y NACO.
"Primero, creo que GRAVITY es increíble. Requiere combinar la luz de los 4 VLT para lograr una nitidez incomparable en el espectro infrarrojo. Gracias a esto se logró por primera vez medir definitivamente un efecto predicho por la relatividad general, la precesión de Schwarzschild en torno a un agujero negro supermasivo", indica Ezequiel Treister, académico del Instituto de Astrofísica UC y quien trabaja investigando la formación y evolución de los agujeros negros supermasivos.
El investigador explica que este efecto ya se ha comprobado en otras ocasiones, partiendo por la medición de la precesión de Mercurio, la primera comprobación observacional de la relatividad general. "Sin embargo, es importante seguir midiendo estos efectos sobre todo en en un ambiente tan distinto, como ahora, en el entorno a un agujero negro supermasivo en el centro de nuestra galaxia", agrega.
Treister agrega que esta investigación es importante también porque permite comprobar, ya casi sin ninguna duda, que el objeto compacto en el centro de nuestra galaxia es un agujero negro. "Más aún, estas observaciones permiten descartar la presencia de otro agujero negro supermasivo en sus cercanías, confirmando que hay solo uno", dice el científico, quien también es investigador del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines, CATA.
"Todos esto, que si bien pueden parecer avances incrementales, son fundamentales para comprender el Universo que nos rodea y las leyes físicas que lo rigen, y que requirieron más de veinte años de observaciones y avances tecnológicos sencillamente impresionantes", finaliza Treister.
Credito de la imagen que ilustra la nota: ESO/L. Calçada