10 July 2015

El futuro del Observatorio Foster

Es uno de los destinos obligados para amantes de la astronomía y la historia. Si bien hace varios años que sus instalaciones no se utilizan para investigaciones, tres proyectos impulsados por académicos y estudiantes de astronomía e historia buscan una nueva vida para el que fuera uno de los telescopios más grandes del mundo.

 

fosterbajaEn 1903 el cielo santiaguino era despejado. Las luces de la ciudad no cegaban la vista del cielo, la contaminación no era parte de la discusión. Tal vez por eso, el Observatorio Lick, de la Universidad de California, decidió instalar un telescopio igual al que mantenían en el hemisferio norte. La autorización para la obra la firmó el presidente Germán Riesco y en septiembre de ese año el Observatorio Mills ((llamado así por el financista de la travesía astronómica, D.O. Mills), entregó sus primeras placas estelares.

La historia cuenta que originalmente el Observatorio Mills era un proyecto de tres años, pero los buenos resultados extendieron su funcionamiento por veinticinco años más. Su misión era elaborar un catálogo de velocidades radiales de estrellas brillantes del hemisferio sur, también observar a Venus, la Luna y Marte. En 1929, las instalaciones fueron adquiridas por el Dr. Manuel Foster Recabarren, quien más adelante lo donaría a la UC. De ahí su nombre actual: Observatorio Manuel Foster. En la década del treinta y a principios de los cuarenta, un grupo de profesores y ayudantes realizó observaciones de estrellas variables bajo la dirección del Dr. Erich Heilmaier. En esa época, y con la amenaza de la Segunda Guerra Mundial, el observatorio cerró sus puertas hasta 1981, cuando se reabrió para estudios y docencia.

Desde 1928 hasta la fecha de su cierre, el telescopio dejó alrededor de cinco mil placas que pasaron a la Universidad Católica. El material estaba guardado y vio la luz hace poco, cuando Leonardo Vanzi, astrónomo y académico de la UC, desempolvó las placas con la esperanza de encontrar datos de valor científico. Para echar a andar el proyecto convocó a Virginia Ortiz, alumna de College UC, quien se encargó de revisar, catalogar y ordenar el material. "La idea era recuperar esas placas y hacer un registro de lo que había y comenzar de a poco a digitalizar las imágenes", cuenta Vanzi.

Entre los docentes que trabajó en el Foster estaba Nikolaus Vogt, astrónomo y académico de la Universidad de Valparaíso. Leonardo Vanzi lo contactó para saber si le interesaba ser parte del proyecto. "Le interesó mucho trabajar con esas observaciones y comenzamos a seleccionar algunas placas para digitalizarlas y analizarlas", cuenta. Al equipo se sumó también Stefano García, ex alumno UC, quien está encargado de revisar los datos de las imágenes. "Estamos enfocados en cien placas y esperamos complementar ese material con nuevas observaciones que se han realizado", agrega Vanzi.

Foster 2.0

Otro de los proyectos para reanimar al observatorio y su legado es un libro que contará toda su historia. En eso está trabajando Bárbara Silva, doctora en historia de la UC y Olaya Sanfuentes, académica del Instituto de Historia. El objetivo, cuenta Silva, "es dar a conocer un observatorio que tiene un valor patrimonial, y que es poco conocido, a pesar de estar en pleno Cerro San Cristóbal de Santiago. Además, queremos contribuir al desarrollo de la historia de la astronomía en Chile, una actividad muy relevante para el país".

El trabajo ha sido intenso. Las investigadoras han revisado prensa de la época en que se construyó el Observatorio Manuel Foster y de fechas importantes que también son parte de la historia de Santiago. "Estamos entrevistando a personas clave que estuvieron asociadas con el observatorio, que trabajaron allí, y que son fundamentales para reconstruir esa historia. Por otra parte, hemos realizado una primera aproximación de investigación en archivos de California, para rastrear la huella de los primeros años del observatorio. Ha sido un proceso muy interesante y desafiante, ya que implica reconstruir una historia con diversas fuentes y así entender cómo fue evolucionando", asegura Silva.

La edición del libro está pensada para fines de 2016 o principios de 2017. Todo dependerá, explica Bárbara Silva, de los fondos para seguir con la investigación. "Esperamos tener un primer texto en octubre de 2016. Sin embargo, en el proceso hemos notado que el proyecto tiene un enorme potencial y que probablemente dará lugar a nuevas investigaciones en torno a la historia de la astronomía en Chile".

El compromiso con el centenario telescopio es grande. Además de la digitalización y el libro, un grupo de astrónomos y académicos del Instituto de Astrofísica de la UC está trabajando en un proyecto de infraestructura en los terrenos del observatorio. "Queremos potenciar el uso del Foster para la difusión de la astronomía, la ciencia y la tecnología. El espacio que hay actualmente es reducido, nos gustaría tener algo más amplio para realizar actividades, exposiciones, seminarios, conferencias y difundir la ciencia", cuenta Leonardo Vanzi, quien impulsa todos los proyectos para revitalizar y dar una nueva vida al Foster.

De los tres proyectos, este último es el más ambicioso porque contempla la construcción de toda la infraestructura necesaria para contener las piezas originales del observatorio y convertirse en el corazón de la difusión astronómica y científica en Santiago.